Simplemente por hablar | El graffiti, donde todo inició

Por: WilliamBorja_





Dicen los artistas, que las paredes cuentan historias y guardan secretos. Estas con el pasar de los años se han convertido en plataformas urbanas para la difusión de todo tipo de ideas. Desde las concurridas manzanas de New York,  hasta las desoladas avenidas, por Covid 19, en Bogotá,  las paredes han servido como transmisor de poemas y mensajes de protesta. En gran medida, parte de nuestros aconteceres históricos, se han narrado desde paredes, murallas, muros y toda clase de paredones. Ellas fungen como páginas cronistas, pues adquieren vida propia a partir de los trazos de graffiteros, quienes no hallan mejor canal, para expresar su mensaje. 
El graffiti, lejos de ser una expresión vandálica aislada del orden cívico, es un vehículo para la propagación de las actividades sociales, es decir, que busca exponer la cotidianidad de un sujeto o grupo específico ante la sociedad civil.
Foto Jhon Díaz
El arte urbano callejero, nace y evoluciona con las civilizaciones. De ahí que, durante el periodo histórico, el grafo como expresión comunicativa del individuo, permitió el avance y transformación del pensamiento al interior de las ciudades. Es decir, que cualquiera que sea el análisis que se haga de la formación del graffiti, no se puede des-asociar del surgimiento de la escritura como producto de la evolución social del ser, debido a que la escritura, nace en las paredes, ladrillos, árboles y demás espacios públicos de las antiguas sociedades, entonces, el graffiti demuestra no ser una simple expresión urbana inspirada por el Hip Hop, sino, que trasciende al origen de la escritura, al ser este un mensaje sobrepuesto en una estructura pública.
El graffiti posee la virtud de ser un texto con contexto, dado que al plasmarse la idea sobre la superficie se convierte en un proceso de aprendizaje y de reflexión hacia el entorno, tal y como lo afirma Gómez (2014) al describir este como un transmisor cultural.
Los graffiteros hacen de las calles una galería, un espacio de socialización y reflexión crítica. Su evolución ideológica, no solo depende del área geográfica, sino también, de la realidad social de la época
Foto Jhon Díaz
Hoy a diferencia de años atrás, la gente mira los murales y ya se detiene a pensarlos más que como una expresión de las clases populares como una pieza de arte. Sin embargo, aún hay mucho por avanzar dado que todavía, no hay una organización por parte de los graffiteros en contribuir con la tolerancia y el respeto desde su arte. Hay una tendencia hacia la expresión al desánimo e inconformidad política, pero estas no son la única razón por la cual disponerse a pintar ya que como cualquier otro arte, la pieza depende del estado de ánimo. 
El graffiti se convierte en el mejor cronista del acontecer, dándose un estatus de medio alternativo de comunicación, que busca elevar la reflexión y el análisis del entorno. En Colombia, la política se entiende desde su majestad, el graffiti.


 


Comentarios

Entradas populares de este blog