Opinión | Abrir las puertas a la política
Por: Williamborja_
La academia o los centros de estudios en la antigüedad, eran los escenarios para las batallas de las ideas, conceptos y categorías. Luego, tengo que decir que la discusión política estaba bajo la dirección de los grandes académicos y pensadores de la época
LA
ACADEMIA DEBE ABRIR SUS PUERTAS A LA DISCUSIÓN POLÍTICA
Se ha vuelto común escuchar en los salones de clases de las universidades del país, a profesores censurar comentarios sobre temas como: Política, Religión o Música. Esto en su mayoría, con la intención de no herir ningún tipo de susceptibilidades. Lo cual, puede resultar peligroso en la construcción de democracias sólidas.
Me explico, el pensamiento
político en la historia - desde que se originó- ha estado dirigido a la organización de las
sociedades. Luego también, esas reflexiones trajeron consigo la necesidad de
pensar sobre el poder, sus usos y los mecanismos de acceso a el. Sobre eso,
nadie reseña ninguna duda. Sin embargo, de lo que muy poco se habla es de la
relación, casi de hermandad, que existe entre la academia y la política.
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La
academia o los centros de estudios en la antigüedad, eran los escenarios de las
batallas de las ideas, conceptos y categorías. Luego, tengo que decir que la discusión política estaba bajo la dirección de los grandes académicos y pensadores de la época.
Emilio Duharte Díaz, en su libro Teoríay Procesos Políticos Contemporáneos explica más o menos la importancia que
tiene hablar y discutir sobre los temas políticos, su injerencia en cada
escenario de nuestra sociedad y sobre todo el desvío tan radical sobre la
esencia del ejercicio de gobierno.
No hay nada peor que sacar la política de la universidad
porque la academia no puede quedarse discutiendo en abstracto. Las
universidades colombianas públicas y privadas, tienen la obligación de educar
ciudadanas y ciudadanos en democracia. Hacerles conscientes tanto de sus
derechos como de sus obligaciones.
La política es un fenómeno a desarrollarse sobre bases
científicas. sino, sería una
simple conversación frívola, larga, tediosa, ligera, veleidosa, insustancial. Y
eso sería un contundente error, la política no puede ser eso. Si ella aspira a
conquistar a los individuos, entonces tiene que convencerlos, ofrecer
argumentos sólidos, ser objetiva, basarse en la realidad global y contextual,
reflejar las necesidades y aspiraciones de la gente, ser dirigida y practicada
por mujeres y hombres honestos, consagrados a la causa de la igualdad y la
justicia social, caracterizados por una profunda ética cívica.
En la actualidad, los escenarios académicos omiten la discusión política, argumentando respeto y neutralidad. Lo cual, termina por ser un estímulo a que los jóvenes abandonen esos temas, siendo este una causante del abstencionismo. Entonces mientras unas universidades arguyen la ley de garantías y otras la neutralidad o protección de los estudiantes para que no tengan contacto con los políticos, estas instituciones conducen a agudizar la poca injerencia de los ciudadanos en asuntos políticos.
A partir de todo esto, debe
entender que, al hacer campaña al abstencionismo y al desinterés, las
universidades hacen campaña contra la democracia. Y, lamentablemente, cuando
por un lado se cierran las puertas a la democracia, por otro se abren más las
de la politiquería, el clientelismo y la corrupción. Por eso, es necesario que
las universidades, en periodos electorales y no electorales, combatan la
politiquería permitiendo el ejercicio del derecho fundamental a la
participación política. La academia está obligada a discutir los problemas del
país y eso no se logra manejando la política con asepsia sino involucrándose en
ella y sus actores


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